Continúan las detenciones en los aeropuertos de España
Al aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid–Barajas, diariamente llegan miles de pasajeros procedentes de todas partes del mundo y muchos de ellos latinoamericanos. Este es uno de los aeropuertos de España que más detenciones realiza.
Evidentemente esto genera mucho trabajo para los agentes del control fronterizo y migratorio pues deben estar atentos a la entrada de extranjeros al país. Además deben hacer la verificación del contenido del equipaje a la mayor cantidad de viajeros posible.
Mujer peruana protagoniza una de las detenciones en uno de los aeropuertos de España
Una pasajera procedente de Perú fue detenida por las autoridades españolas para una revisión de rutina y ella amablemente y sin nerviosismo aceptó. Sin embargo, no se imaginaba que en su maleta transportaba algo que no debía, como consecuencia del engaño de una amiga que le pidió el favor de llevar unos suvenires para la familia.
Siendo un típico día de control aeroportuario normal, los agentes de policía se encontraban en alerta puesto que les fue advertido sobre un posible vuelo caliente que venía desde Lima, Perú, con destino hacia Madrid, España.
«Vuelo caliente» lo denomina así la policía española, cuando hay advertencias de posibles viajeros transportando drogas o mercancía ilegal. Esto se evidencia cuando los pasajeros tienen comportamientos sospechosos, los perros detectan anomalías en los equipajes o las cámaras de seguridad notan algo extraño. De inmediato el sistema de control se pone en marcha y los agentes en el aeropuerto de España están en alerta.
Los funcionarios de aeropuertos de España que se encuentran bajo estas alertas, están a la expectativa de efectuar las respectivas detenciones.
Esta historia fue relatada por el canal DMAX España, quien señala que en este caso la policía recibe el llamado para interceptar a una viajera peruana.
Perú y otros países de América Latina, son tenidos en cuenta para pasar por un control mas riguroso a este tipo de mercancías. Controlan a cabalidad y corroboran que ninguna de esas sustancias lleguen al país ibérico.
“Introduzca las maletas por la máquina, por favor”
Esta frase es pronunciada por el agente de seguridad a la mujer luego de haberla interceptado al salir de su vuelo y pedirle la documentación. Este tipo de funcionarios son los encargados de las detenciones en los diferentes aeropuertos de España.
De inmediato la mujer, sin poner resistencia, accede a hacer todo lo que el policía le indica. De inmediato coloca su equipaje en los escáneres de rayos X para verificar qué contiene su equipaje.
Al parecer todo está bien y hay cosas que la gente acostumbra a transportar, como: ropa, suvenires, especias, comida… nada raro.
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Sin embargo, hay algo que llama la atención del agente al revisar con detenimiento por el escáner de rayos x.
“Se aprecian unos objetos que tienen una densidad que deberíamos ver”
Le indica el agente esta observación a la mujer, al ver que hay algo raro en el equipaje. Aunque a través de la máquina no se puede apreciar muy bien el contenido, hay necesidad de destapar la maleta.
La mujer, aunque tranquila, cuestiona el por qué deben inspeccionar aún mas la maleta si ella no está transportando nada malo. Solamente quiere llevarle a algunos familiares algunas cosas que trajo de su país y que nada de lo que tiene allí guardado es considerado peligroso ni fraudulento, aseguró.
El agente le explica a la mujer que no se preocupe ya que de no encontrarse nada raro el procedimiento no demorará solamente unos minutos.
Ella accede y aún así no deja de mantener un comportamiento tranquilo. Se le ve demasiado segura, como si en verdad no estuviera transportando nada raro.
Los policías pueden notar que la mujer permanece tranquila en todo momento. Esto generalmente es síntoma de que la persona en realidad no está transportando nada malo, o al menos eso quiere hacer creer.
“Muy bien señora, ahora vamos a retirar el candado y el plástico de seguridad que tiene su maleta alrededor. ¿Está usted de acuerdo?”.
La viajera peruana colabora en todo momento e incluso les dice que hagan todo lo que tengan que hacer, que dispongan de la maleta a su antojo y revisen todo lo que necesiten. Sin embargo, su calma poco a poco comienza a apagarse.
¿Lleva usted en la maleta objetos que no sean suyos?
Le preguntó otro policía mas experimentado y menos amable que el primero.
La peruana responde que si y que contiene en la maleta cereales y regalos. Pero esos regalos se los dio una amiga suya para que se los entregara a otras personas en España. La mujer dejó claro desde un principio que dicho contenido no era suyo, que solamente lo estaba transportando para hacerle el favor a su familiar de entregárselo a alguien en España pues era un regalo.
Los policías abren el equipaje por encima no encuentran nada raro. Artesanías y recuerdos de Perú al parecer para ser entregados como regalo a otras personas.
Sin embargo, aquí es donde comienza todo a complicarse porque varios de esos regalos parecen ser servilleteros. Al tomarlo en la mano y calcular su peso, el policía nota algo raro y es que pesa mas de lo común. Su peso no corresponde al que debería ser un objeto de dichas características.
El objeto está envuelto en plástico y por lo tanto deben abrirlo, con autorización de la mujer, para comprobar que tiene dentro.
La mujer, aunque sin mas alternativas, parece muy colaborativa con la policía y les dice que si, que no hay problema y que pueden abrir lo que tengan que abrir. En este caso los servilleteros.
De inmediato el agente saca un utensilio especial para abrir este tipo de elementos metálicos. Al hacerle una apertura en la parte inferior del servilletero puede comprobar que tiene un extraño paquete de color plateado.
La mujer atónita dice “¿qué es eso?”, por lo que el agente sigue investigando con mayor detenimiento.
“Es que no es posible”
Es todo lo que puede decir la mujer ante tremendo estado de shock en el que se encuentra. Ella, al parecer y según lo que cuenta, no era consciente de lo que estaba transportando pues esos servilleteros se los había entregado alguien de confianza.
A partir de este momento la actitud de confianza de la mujer cambia pues parece ser que no sabía qué era eso. El agente le explica que el paquete tiene un polvo blanco en su interior y ahora deberán proceder a hacer una prueba de reactivo. Al polvo le aplican un líquido especial y si se torna de color azul entonces será positivo para cocaína.
Luego de varios segundos se evidencia el azul del líquido y a partir de este momento la mujer queda detenida por la policía.
Ella reflexionando dice que no entiende qué acaba de pasar. Asegura que esos regalos se los dio una amiga muy allegada a ella de la cual jamás pensó que fuera a hacerle algo así.
Ahora y por culpa de la amiga, esta mujer deberá compadecer frente a un juez quien deberá determinar cuál será la pena para ella.
Usualmente este tipo de delitos ameritan penas de prisión que van desde 3 a 5 años de cárcel para dosis pequeñas de cocaína. Ahora, si las dosis encontradas superan un peso establecido la pena se irá acrecentando.
Esta mujer aprendió por las malas a no confiar en nadie cuando de hacer el favor de llevar encargos al extranjero se trata.
Casos como estos, engrosan las listas de detenciones de viajeros en aeropuertos de España que son utilizadas para el tráfico de estupefacientes.
Ropa impregnada de polvo, es otra manera ingeniosa de transportar lo indebido
La siguiente historia es motivo de desconcierto para muchas personas, incluidas las autoridades que son las encargadas de las detenciones en aeropuertos de España.
Se trata nuevamente de un vuelo procedente desde Perú. En esta oportunidad, las autoridades fueron alertadas antes de que el avión hubiera aterrizado.
La alerta se produjo sobre una posible maleta con material sospechoso, por lo que el agente de turno se dispone a verificar lo que está pasando.
Una vez interceptado el sujeto, es llevado a un cuarto para realizar la debida inspección de su equipaje. Allí los agentes de control se encargan de revisar a profundidad el contenido de las maletas. En caso de encontrar cualquier anomalía o sospecha llaman a un experto en drogas para determinar qué tipo de situación es.
A simple vista no hay nada raro. Lo que más sobresale del equipaje es ropa, sin embargo, es demasiada, para el tipo de viaje que se reporta.
El guardia desconfiado y guiado por su instinto y experiencia en este tipo de cosas, procede a oler la ropa. La fragancia que porta esta prenda la encuentra algo peculiar.
“Las prendas huelen raro”
Los agentes de control están preparados para detectar si un equipaje con ropa tiene impregnada droga encima. Recientemente se ha popularizado mucho una nueva modalidad para traficar con este tipo de sustancias.
Este procedimiento lo realizan impregnando la ropa con cocaína ya que a simple vista pasa desapercibido. Sin embargo, al pasarla por el control químico y echarle el spray para ver si se torna de color azul, se dan cuenta que la ropa tiene droga encima.
Casi toda la ropa ha dado positivo para cocaína, por lo que proceden a decomisarla y pasarla por los encargados de determinar el nivel de pureza y la cantidad que tiene.
Sin embargo, ahí no acaba la cosa, los agentes notan algo raro en la maleta. Además de que la ropa tenía cocaína impregnada también el viajero peruano traía la droga camuflada en la misma base de la maleta.
El polvo fue impregnado en la base plástica de la maleta por lo que deberán ahora desmantelarla para determinar cuánta cantidad trae el viajero.
La policía española determina el nivel de gravedad del delito dependiendo de la cantidad que trae la persona. El paso lo contarán con la estructura y la goma, junto con la ropa. En total salieron unos 14 kilos aproximadamente.
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“A partir de ahora queda usted detenido por un presunto delito contra la salud pública”, le explica uno de los agentes al viajero. El peruano sin alegar nada y con la mirada perdida camina con ellos, sin protestar.
La primera historia deja una valiosa enseñanza: no confiar en nadie ni llevar equipaje ajeno. Y la segunda historia, que por mas que se trate de camuflar estas sustancias la policía siempre la encontrará.
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